domingo, 3 de abril de 2011

BASILEA III

¿Qué es el acuerdo Basilea III?


El 12 de septiembre de 2010, el Grupo de Gobernadores y Jefes de Supervisión, que es el órgano de gobierno del Comité de Basilea, anunció mayores requerimientos de capital internacionales para la banca comercial. Este anuncio se produce tras al acuerdo alcanzado en julio en torno al diseño general del paquete de reformas sobre capital y liquidez. En conjunto, ambas reformas se conocen como "Basilea III".

Basilea III supone un cambio de las normas internacionales de capital cuyos aspectos más destacados son los siguientes:
1.     Mejorar la calidad del capital bancario.
2.     Elevar el nivel exigido de capital.
3.     Reducir el riesgo sistémico.
4.     Conceder suficiente tiempo para una transición suave hacia el nuevo régimen.

1. Mejora de la calidad del capital

En primer lugar, Basilea III mejorará considerablemente la calidad del capital bancario. La "calidad" es un concepto clave que suele olvidarse en favor de la "cantidad" de capital regulatorio exigido en Basilea II.
Un capital de mejor calidad supone mayor capacidad de absorber pérdidas, lo que a su vez se traduce en bancos más fuertes capaces de aguantar mejor los periodos de tensión.
Un aspecto fundamental es el mayor énfasis en lo que se conoce como capital ordinario o básico, es decir, el componente de mayor calidad dentro del capital de cada banco.
Con las normas vigentes, al menos la mitad del capital regulatorio de los bancos debe ser de Nivel 1 y el resto se compone de elementos con menor capacidad de absorber pérdidas. A su vez, la mitad del capital de Nivel 1 debe ser capital básico. El resto también es relativamente de alta calidad, pero no tanto como las acciones ordinarias o los beneficios no distribuidos. El énfasis de Basilea III en el capital ordinario hace mayor hincapié en el requerimiento mínimo para el capital de mayor calidad.
Al mejorar la calidad del capital, Basilea III aumentará considerablemente la capacidad de los bancos para absorber pérdidas. Con Basilea II, los requerimientos mínimos para el capital ordinario y el capital de Nivel 1 son del 2% y el 4% respectivamente, mientras que con Basilea III, esos niveles de capital sólo supondrían aproximadamente el 1% y el 2% respectivamente para un banco representativo con actividad internacional. Las nuevas normas implican que, si el resto de factores permanece igual, los bancos tendrán que elevar su componente de capital ordinario para cumplir los requerimientos mínimos.

2. Más capital
Un elemento clave de Basilea III es el aumento del capital ordinario mínimo obligatorio hasta el 4,5%. Este nivel es mucho más alto que el 2% contemplado en Basilea II. Asimismo, el requerimiento mínimo para el capital de Nivel 1 se elevará hasta el 6%, frente al 4% en Basilea II.
Además, los bancos deberán mantener un colchón de conservación del 2,5% del capital ordinario para poder hacer frente a futuros periodos de tensión. Esto ayudará a que el banco pueda disponer de capital suficiente para respaldar sus operaciones en los periodos de tensión.
Así pues, en total los bancos deberán mantener en situaciones normales al menos un 7% de capital ordinario. A esto se añaden un "colchón anticíclico" al que haré referencia más adelante.

3. Una dimensión macroprudencial para afrontar riesgos sistémicos

El tercer elemento clave del nuevo marco de capital regulatorio es que proporciona una dimensión macroprudencial para hacer frente a riesgos sistémicos, es decir, el riesgo de alteraciones del sistema financiero capaces de desestabilizar la macroeconomía. Aunque el refuerzo de la base de capital de los bancos hará más fuerte al sistema bancario, no basta con centrarse en las entidades a título individual, ya que el riesgo del sistema en su conjunto es mayor que la suma de los riesgos de cada entidad.
Basilea III promueve la acumulación de capital en los buenos momentos para disponer de él en los periodos de tensión.
En primer lugar, como ya hemos visto, el nuevo requerimiento de capital ordinario pasa a ser del 7%, incluyendo un colchón de conservación de capital del 2,5%.
En segundo lugar, un elemento clave de Basilea III para limitar la prociclicidad será el colchón de capital anticíclico, que se ha calibrado en un rango del 0–2,5%. Este capital se dotará cuando las autoridades nacionales consideren que el crecimiento crediticio agregado está agravando el riesgo sistémico, y se liberará en las fases bajistas del ciclo. De este modo, se reduciría por ejemplo el riesgo de que el crédito disponible pueda verse restringido por los requerimientos de capital regulatorio. Su intención es por tanto mitigar la prociclicidad y atenuar el impacto de los altibajos del ciclo financiero.
Aparte de reducir la prociclicidad, Basilea III también permitirá un mejor tratamiento del riesgo sistémico derivado de las interconexiones y exposiciones comunes entre instituciones individuales. El principio fundamental en este sentido es asegurar que las normas se calibran con respecto a la contribución de cada institución al riesgo del sistema en su conjunto, no sólo con respecto a su propio riesgo. El marco de Basilea III exige que estas instituciones tengan capacidad de absorber pérdidas por encima de lo que dicta la norma.

4. Mecanismos de transición

Todas las reformas acordadas se deben introducir de tal forma que no impidan la recuperación de la economía real. Por ello, se acordaron
La nueva definición de capital se aplicará progresivamente a lo largo de cinco años: los requerimientos se introducirán en 2013 y su implementación definitiva no será hasta finales de 2017. Los instrumentos que ya no puedan considerarse como capital de Nivel 1 distinto del capital ordinario o como capital de Nivel 2 dejarán de reconocerse paulatinamente en un horizonte de 10 años a partir del 1 de enero de 2013.
Volviendo a los requerimientos mínimos de capital, las nuevas normas para el capital ordinario y el capital de Nivel 1 se aplicarán de forma progresiva a partir de 2013 y entrarán plenamente en vigor a principios de 2015. 
Por su parte, el colchón de conservación del capital se aplicará progresivamente a partir del 1 de enero de 2016, hasta entrar plenamente en vigor el 1 de enero de 2019.
Y por último,el coeficiente de apalancamiento tendrá un periodo de aplicación que irá de 2013 a 2017, introduciéndose definitivamente en el Primer Pilar el 1 de enero de 2018.